viernes, 21 de noviembre de 2014

Adormecimientos y hormigueos en los pies durante las sesiones de Ciclo Indoor

 (por REDACCIÓN ORTHOS)

Prácticamente todas las semanas me transmitís algún tipo de inquietud o duda sobre el adormecimiento de los pies durante las sesiones de Ciclo Indoor. Bien, pues vamos a ver cuáles podrían ser las principales causas:


En primer lugar la pregunta es, ¿usas un calzado convencional o una zapatilla automática específica para ciclismo? 

- Si usas una zapatilla convencional (cualquier tipo de zapatilla de deporte) la respuesta al problema es mucho más fácil y evidente. El principal motivo por el que esto te puede suceder se debe a que este tipo de zapatillas poseen una suela blanda, lo que significa que la presión que el pedal ejerce sobre el pie es menos homogénea, es decir, esta menos repartida a lo largo de su superficie, provocando, en la mayoría de los casos, una mala irrigación sanguínea, por no hablar en algún que otro caso aislado de posible fascitis plantar.



- Ahora bien, si por el contrario eres de ese porcentaje de alumnos afortunadamente cada vez más elevado, que usa una zapatilla específica para la práctica del ciclo indoor y aun así este tipo de hormigueos y adormecimiento te sigue sucediendo, el abanico de posibles causas (y por lo tanto de soluciones) se incrementa notablemente.

Antes de nada, debemos comprobar el ajuste de las zapatillas. Un fallo común es apretarlas excesivamente “en frío” ya que el pie se hincha y se expande al pedalear, y si la zapatilla está muy apretada, el pie va a recibir una presión excesiva generando dolor y al igual que antes, una posible irrigación sanguínea provocando el ya nombrado adormecimiento. Aunque también es cierto que con el paso de los minutos de la sesión la zapatilla va cediendo…

Otra de las causas podría ser una mala colocación de las “calas” en la zapatilla. En este caso, la solución debe basarse en comenzar a hacer pruebas. Si son los dedos los que se duermen, retrasa un poco su posición, si por el contrario es la planta, adelántalas.

Y por último, debemos detenernos también en la posibilidad de que la plantilla o la horma de la zapatilla no se adapte correctamente a nuestro pie. Dando por hecho que es de nuestra talla, una solución ante esta hipótesis, que además he tenido el placer de comprobar por experiencia propia, sería cambiar las plantillas que trae la zapatilla, las cuales suelen ser bastante finas y rígidas por unas de “gel”, evidentemente su precio incrementa sustancialmente con respecto a las otras, pero la sensación de comodidad y bienestar también.


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